Son sólo unas semanas, pero el tiempo se detiene. El planeta avanza con más lentitud, el paso de los días debilita el estado de ánimo. No encuentras solución a las montañas de apuntes que parecen más complicadas de asaltar que la mismísima escalada a los casi 9000 imponentes metros del Everest, la mítica cima del mundo.
La inspiración y las ganas de los primeros días se desvanecen. El cansancio llama a las puertas de la mente, que sucumbe a falta de energía para concebir ideas; pensamientos que plasmen en un par de horas y unas cuantas hojas el extenso y desconcertante, (por ser las 3:21 de la madrugada), temario estudiado en un periodo cuatrimestral del que sólo recuerdas los buenos propósitos de los primeros días.
Si la cara es el reflejo del alma, en época de exámenes, los estudiantes la tienen completamente aniquilada. Las ojeras son el único esbozo de color en el pálido rostro de los futuros abogados, arquitectos, periodistas o médicos que se enganchan a la cafeína de las bebidas energéticas y se aferran a la esperanza de que en un futuro, no muy lejano, recordaran estos tiempos con nostalgia.
En exámenes uno pierde el sentido común, la agilidad mental, la inspiración; todo es oscuro, los nervios traicionan en los momentos clave... Y es que así es la dura vida del estudiante.
La inspiración y las ganas de los primeros días se desvanecen. El cansancio llama a las puertas de la mente, que sucumbe a falta de energía para concebir ideas; pensamientos que plasmen en un par de horas y unas cuantas hojas el extenso y desconcertante, (por ser las 3:21 de la madrugada), temario estudiado en un periodo cuatrimestral del que sólo recuerdas los buenos propósitos de los primeros días.
Si la cara es el reflejo del alma, en época de exámenes, los estudiantes la tienen completamente aniquilada. Las ojeras son el único esbozo de color en el pálido rostro de los futuros abogados, arquitectos, periodistas o médicos que se enganchan a la cafeína de las bebidas energéticas y se aferran a la esperanza de que en un futuro, no muy lejano, recordaran estos tiempos con nostalgia.
En exámenes uno pierde el sentido común, la agilidad mental, la inspiración; todo es oscuro, los nervios traicionan en los momentos clave... Y es que así es la dura vida del estudiante.