
Ya terminó, después de semanas agotadoras con Chiqui chiqui hasta en la sopa, la edición más esperada del Festival de Eurovisión ya es historia. La conclusión es clara, Televisión Española ha sacado tajada del molesto "grano", que le salió hace ya unos meses, con una audiencia histórica, pues a pesar de la disconformidad del bueno de Uribarri, Chiquilicuatre aglutinó a más espectadores enfrente de sus pantallas de plasma que cualquier otro programa en directo realizado en los ya largos 50 años de la cadena nacional.
Y es que la conexión del peculiar farandulero de la productora el Terrat con el público español ha sido ferozmente aprovechada por los directivos de TVE, quiénes apostaron por la máxima "si no puedes con tu enemigo, únete a él". Cuando vislumbraron el tirón mediático del nuevo producto de Buenafuente y los suyos, sacaron cuentas y dejaron a Uribarri como único frente de batalla de Chiquilicuatre, para cubrirse totalmente las espaldas. Así, con una digna posición entre los primeros, se respaldaba al nuevo fenómeno televisivo, mientras que si el representante español fracasaba, como ha sido el caso, podían respaldarse con las críticas del gurú eurovisivo, el bueno de Uribarri.
El veterano presentador queda retratado como el malo de la historia, como la única persona que ha estado en contra del proyecto eurovisivo presentado en Belgrado desde el primer momento en que fue propuesta la canción. Ese es el problema del presentador, que está enamorado de Eurovisión, después de tantos años retrasmitiendo los éxitos y fracasos eurovisivos de los españoles, no se ha dado cuenta de que el formato está en plena decadencia.
Debería entender que tanto Eurovisión como el Chiquilicuatre tienen un futuro caduco.
En los tiempos que corren nadie se plantea que el concurso europeo sea un escaparate de nuevos talentos de la música, todo el que pisa sus escenarios tiene los días contados en el mundillo musical. Ninguno de los diez últimos españoles que han participado en el show europeo ha copado las listas de los discos más vendidos, como mucho han conocido el estrellato con alguna canción de verano, pinchada en todos los chiringuitos del país, nada más.
Debería entender que la cadena pública no se ha podido resistir a la tentanción de sacar el máximo de beneficios de lo que para ellos ha sido la nueva gallina de los huevos de oro de la productora de Buenafuente, antes de que se pierda en el olvido, como ya pasó con el antiguamente archiconocido "neng", al fin y al cabo la audiencia es lo que importa y con el Chiqui chiqui la tenían ganada.
Uribarri, que ya lleva unos años en esto de la tele, debería saber mejor que nadie que la Eurovisión del Lalala pasó a la historia, que ahora va por otros derroteros, que lo que cuenta no son ni futuros cantantes ni sus canciones, lo que cuenta es la audiencia y si para conseguirla hay que enviar a una manada de freaks, pues ningún problema, favor de más que le hacen al "europrograma".
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